Si usted es una persona que se considera amante del café, la próxima vez que entre en su cocina dispuesto a prepararse una taza, párese un instante y lea la composición que figura en el paquete. 'Café 100% arabica'. 'Café con mezcla de arábico y robusta'. 'Café de tueste natural'. 'Café torrefacto'. 'Café...' ¿Sabe qué significan esas expresiones o su afición al café se reduce a reconocer su marca y su precio?
'En España todavía se bebe principalmente café robusta variedad de menor calidad y, encima, torrefacto tostado con azúcar', explica Gustavo Ron, fundador y presidente de Café & Té. Ron reconoce que aunque España tradicionalmente ha sido siempre un país aficionado al café, la preocupación por la calidad del producto no ha figurado nunca como una de las claves de ese consumo.
Al menos, no hasta ahora. 'La mayoría de la gente que acude a nuestros locales pide café de la casa, pero cada vez más a menudo hay personas que piden siempre una misma variedad, es decir, beben ya su café', apunta Ron. El presidente de Café & Té sostiene que la proliferación de establecimientos especializados en este producto, como los suyos, pero también como Starbucks o Segafredo Zanetti, entre otros, ha dado pie a la aparición de un nuevo tipo de consumidor: un cliente joven 'e interesado en descubrir la cultura del café'.
Un objetivo para el que resulta inestimable contar con la ayuda de un testador. 'Cuando empecé en este negocio recuerdo haber preguntado a nuestro experto, Miguel Ángel Fort, qué porcentaje de café torrefacto añadiríamos a nuestra mezclas de café, porque en España se bebía torrefacto. Y él me respondió: ninguno', dice Ron.
Fort, que asiente sonriendo, ha aportado a Café & Té su experiencia como especialista en la selección y cata de café. Su veredicto es claro en el caso del café torrefacto, del que asegura que es el resultado de un proceso que elimina el aroma del producto.
¿Hay un café perfecto? 'El paladar varía en cada sitio, también en cuanto al café. Por ejemplo, en Estados Unidos es más popular el café más tostado, más fuerte. En España, sin embargo, hay más afición al expreso, mientras que en Latinoamérica el expreso es una novedad. Allí se prepara como una infusión', señala. Pese a ello, sí se puede formular una máxima: el café debe ser siempre de tueste natural. A la hora de degustarlo, Font insiste en la importancia de los detalles. 'Las tazas de porcelana fina arruinan el café. La taza debe ser de porcelana gruesa, para que conserve el café, pero impida que uno se queme'.
Para lucirse con un buen café en casa, los especialistas recomiendan utilizar siempre café natural -jamás torrefacto-, seguir las cantidades recomendadas por el fabricante y servirlo inmediatamente después. El peor de los pecados: recalentarlo.
Cuatro claves
Café
Hay orígenes que, por sus características, no es necesario mezclar. Los mejores: Guatemala Volcán de Oro, Kenya AA, Hawai Kona o el famoso Jamaica Blue Mountain.
Agua
Debe ser blanda; ni calcárea ni alcalina, sin mucho cloro ni muchos minerales. Calentada a no más de 90º ni menos de 85º. La mejor solución: el agua embotellada.
Cafetera
Cada tipo de cafetera tiene sus particularidades. Para preparar el café del desayuno, se aconseja utilizar cafetera de filtro o precolador; para el de después de comer, cafetera exprés.
vajilla
La porcelana gruesa, china u holandesa, es la mejor, con una forma lo más parecida a un cono invertido y poca capacidad.
Un aroma que supo inspirar a los intelectuales más ilustres
Caffé Florian Es considerado el primer café de la historia. Escritores de la talla de Lord Byron, Marcel Proust y Charles Dickens ocuparon las mesas de este elegante sitio abierto el 29 de diciembre de 1720 en la plaza San Marcos de Venecia.
Caffé Greco Los espejos de este primer café de Roma fueron testigos de tertulias con el famoso Búfalo Bill y de discusiones literarias protagonizadas por Keats o Goethe. En sus veladores de mármol, músicos del prestigio de Listz, Bizet y Wagner compusieron algunas de sus obras más destacadas.
Café de
Café Pera Palas Durante largas temporadas, la escritora Agatha Christie se hospedó en el hotel más lujoso de Estambul, Turquía. Fue entre la habitación 410 y este elegante café donde escribió Asesinato en el Orient Express, una de sus novelas más famosas.
Café de París Desde finales de los 50,
Natalia Sanmartin / MADRID (30-10-2006)