Hace unos días escuché decir a un grupo de productores de café que no recibían la misma atención que los productores ilegales de coca -cuya producción va al narcotráfico-, a quienes hasta el Presidente y el Premier los habían recibido y probablemente comprometieran acciones a su favor; situación envidiable para los cafetaleros, que desarrollan una actividad legal con tanto esfuerzo. Las estadísticas son muy claras a favor de los desatendidos cafetaleros, ellos cultivan alrededor de 240 mil hectáreas versus 44 mil hectáreas de la coca ilegal; los productores de café son 150 mil versus 65 mil cocaleros ilegales; y la producción de café es de 200 mil toneladas versus 101 mil toneladas de coca ilegal que va al narcotráfico. La actividad cafetalera se desarrolla en condiciones agronómicas similares, en muchos casos, a la de la hoja de coca ilegal, sin embargo, esta última está teniendo un crecimiento sostenible en base a una asistencia técnica y financiera de fuente siniestra versus una muy limitada, por no decir nula, asistencia técnica y financiamiento de la actividad cafetalera. El margen que obtienen los productores de café es muy exiguo, la mayor parte de veces apenas pueden cubrir sus costos de producción versus el gran margen de la coca ilegal, cuyo costo de producción es de 1.6 soles el kilogramo y el narcotráfico les compra a 9.55 soles por kilogramo. Estos márgenes de la actividad ilegal no tienen comparación con ningún producto agrícola en todo el planeta. La actividad cafetalera se ha planteado como meta transformar la mayor parte de sus cultivos en orgánicos para tener mejores márgenes, pero ello requiere un tratamiento muy especial de sus valles para eliminar el uso de agroquímicos (fertilizantes y pesticidas) versus los productores ilegales de coca, que utilizan gran cantidad de agroquímicos y adicionalmente los poceros usan ingentes números de insumos químicos para la transformación en drogas cocaínicas. Esta situación está preocupando a los cafetaleros que están viendo contaminados sus valles por la producción ilegal de coca, situación que arriesga la certificación internacional obtenida con tanto trabajo. La actividad cafetalera en el Perú puede tener un gran desarrollo en el futuro, no sólo podemos ampliar 100 mil hectáreas más en los próximos años, debemos transformar la mayor producción en café orgánico, pero en mi opinión tenemos que avanzar en una doble vía: el apoyo irrestricto del Estado peruano con una política cafetalera y la eliminación de los cultivos ilegales de coca. El Poder Ejecutivo y el Congreso deben tener mucho cuidado con sus compromisos, debemos dar señales claras, sino estaríamos estimulando que actividades agrícolas tan sacrificadas como la de los cafetaleros vean en la producción ilegal de coca mejores alternativas económicas, que además cuenta con el respaldo del propio Estado. Qué pena que en nuestro país en vez de una bancada pro cafetalera, tengamos una bancada pro cocalera.
Jaime A. Garcia D. - El Correo
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