Luis Fernando Vélez, catador certificado de café y juez internacional de competencias de baristas (expertos en servir café), explica por qué.
Es común la imagen del estadounidense que camina o corre por las calles con un vaso de cartón lleno de café humeante en las manos.
Vélez explica que ellos "todo se lo sirven en desechable porque un alto porcentaje de sus pedidos es para llevar. En cambio, los europeos y nosotros, los colombianos, nos tomamos el café sentados".
Es un pequeño detalle de implicaciones importantes. Actualmente, existe una discusión, ilustra Vélez: hay defensores del icopor y defensores del cartón. Él no se inclina por ninguno de los dos. En cambio, propone una campaña en defensa de la tacita de porcelana.
Mientras los bandos opuestos discuten qué tanto es más o menos degradable un material que el otro, Vélez argumenta que la porcelana es ciento por ciento reciclable. Y no es su único argumento.
"No hay un material más noble para servir un café que la porcelana -afirma- porque es completamente neutro en olores y sabores. Porque permite, en el caso del expresso, la conservación del aroma y el sabor por más tiempo que el cartón y el icopor".
De paso, lanza una estocada contra el cartón: "Hasta el momento, no se ha elaborado un vaso de cartón que no genere aromas".
Vélez es gerente general de la empresa importadora de máquinas de café Amor Perfecto. Su trabajo en competencias internacionales especializadas en destacar la forma de servir esta bebida le da la autoridad para apelar también a argumentos de "amor propio":
"Cuando le sirven un vino en vaso de cartón, usted se siente ofendido. Lo mismo le debería pasar a uno cuando le sirven un café en vaso de cartón".
Y que no le vengan con el cuento de la dificultad de lavar la taza, ya que existen máquinas lavadoras de platos eficientes que esterilizan las tazas con agua caliente.
"El cartón o el icopor están bien para llevar. Pero nada se compara con la experiencia del contacto con el material, los colores y la conservación de los aromas y el sabor de la bebida. Algo primordial, sobre todo, si se va a beber el mejor café del mundo", concluye Vélez.
Cada preparación tiene su propia taza
Así como en el vino hay copas especiales para el tinto, el blanco y la champaña, en el servicio de café cada preparación va con su taza. Por ejemplo, el expresso exige una con 'forma de huevo', es decir, cóncava, necesaria para que se forme la crema, donde está la esencia de esta bebida.
La forma plana del cartón le resta calidad. Y, ojo, existe copa de cristal especial para el café irlandés.