El té verde contiene compuestos antioxidantes que impiden la aparición de enfermedades como el cáncer y reduce los efectos del envejecimiento.
Después del agua, el té es la bebida más consumida en el mundo. En China lo hacen desde hace casi tres mil años, no sólo por sus propiedades estimulantes sino porque ayuda a prevenir y mejorar numerosas dolencias como la artritis y los dolores de cabeza.
Investigaciones científicas han comprobado que el té verde contiene altos niveles de unas sustancias llamadas polifenoles, que poseen propiedades antioxidantes, anticancerígenas e incluso antibióticas. Previene patologías cardíacas y del hígado.
De origen asiático
El té pertenece a la familia teácea, pequeño árbol que puede llegar a medir de cinco a 10 metros de alto en estado salvaje, aunque cuando se cultiva no suele sobrepasar los dos metros de altura. Sus hojas son de color verde oscuro. Se disponen alternas.
Tiene unas delicadas flores de color blanco crema o rosáceo. Son pequeñas. Se disponen de forma solitaria o en grupos de dos o tres flores. El fruto es una pequeña cápsula redondeada en cuyo interior se localizan las semillas. Crece en las regiones tropicales, aunque es originario del sudeste asiático.
El té verde resulta de las hojas cocidas al vapor y posteriormente secadas; mientras que el té negro se prepara dejando marchitar las hojas y después enrollarlas, fermentarlas y secarlas.
Vía: laverdad.com
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