Al estilo de los mejores vinos, los chocolates vendrán con guías de degustación. Un producto para paladares finos. Hershey, el gigante estadounidense de chocolates, ha incluido en su línea Cacao Reserve una guía con comentarios de degustación y consejos como “ponga su lengua en el paladar y gire el chocolate para que se derrita en toda su boca”.
Los participantes del Foro Económico Mundial en Davos, el mes pasado, recibieron una lección parecida. Nestlé les regaló cajas con 83 chocolates distintos, cada uno con una relación diferente entre el grado de cacao, azúcar y otros ingredientes.
Para los que prefieren una alimentación sana, ahora hay chocolates que se promocionan como buenos para la salud; para los sibaritas, hay barras de regiones específicas que se comparan con vinos finos; y para aquellos que quieren conciliar la buena comida con las buenas obras, existen chocolates que prometen hacer del mundo un lugar mejor.
Además, varios fabricantes ahora destacan que sus productos ayudan a productores de cacao de países en desarrollo y participan del movimiento de comercio justo.
Algunos fabricantes de chocolates finos quieren que el consumidor entienda la complejidad del producto. “Pensamos en el chocolate de la misma forma en que la gente piensa en el vino”, dice Pierre Cantrel, ejecutivo de Valrhona. “Condiciones específicas de clima y cultivo afectan el sabor final”. La nueva tendencia ha llevado a Valrhona y otras empresas a identificar en sus productos dónde se cultivó el cacao usado. Y, de la misma forma que los vinicultores informan del tipo de uvas usadas en cada botella, los chocolatiers proveen datos sobre el grado de cacao presente en sus productos.
The Wall Street Journal
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